Poema a la Inmaculada Concepción

Mirad hoy, resplandeciente, a la Reina celestial. Mirad cómo tiembla el mal y se esconde la serpiente. Vestida de sol ardiente, la luna por pedestal y, cual corona nupcial, doce estrellas en la frente. Es la Sierva y la Señora, la Virgen profetizada, del Sol naciente la Aurora. Viene de gracia colmada, pues su Hijo, en buena hora, quiso hacerla Inmaculada.

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